¿Por qué Colombia?
Colombia tiene una extensión de 1.114.748 km2, que representa tan sólo el 0,7% de la superficie planetaria. Sin embargo, en este país se encuentra el 10% de la biodiversidad mundial, hecho que hace de Colombia un país reconocido por los estándares internacionales como “megadiverso”. La diversidad colombiana se expresa en los diferentes niveles funcionales de biodiversidad, es decir, se da tanto al nivel de paisajes, ecosistemas, especies como a escala genética. En términos de cobertura, 53,2 millones de hectáreas están cubiertas por bosques naturales; 21,6 millones por otros tipos de vegetación en áreas de sabanas, zonas áridas y humedales; 1,1 millones por aguas continentales, picos de nieve y asentamientos urbanos, y por lo menos 38,4 millones están bajo uso agrícola (Andrade, 2002).
Los diferentes tipos de cobertura albergan una gran diversidad de ecosistemas la cual se debe a diversos factores, entre los que se destacan: la localización geográfica en el trópico, variedad de condiciones edafoclimáticas, y la existencia de espacios aislados resultado de levantamientos topográficos en distintos periodo geológicos. A este nivel, la diversidad colombiana es de tal magnitud, que una gran parte de los ecosistemas que existen en el mundo están representados en el país (Andrade, 2002).
Esta gran diversidad ecosistémica está por supuesto directamente relacionada con la riqueza de especies y más aún de haplotipos, es decir en la variedad de secuencias de un gen determinado que presentan diferentes individuos de una especie.
Si bien no hay una estimación precisa del número de especies que existen en el mundo, la información de inventarios tiende a señalar que la mayor parte de las especies se encuentran en unos pocos países, que concentran mas del 40% de las especies del mundo. Los trabajos faunísticos en el país ratifican que Colombia se encuentra entre estos países, reconociendo así su importancia biogeográfica y como zona prioritaria para la conservación de la diversidad biológica a nivel mundial.
Conservación internacional (www.biodiversityhotspots.org) reconoce como puntos calientes de la biodiversidad tres provincias biogeográficas mayores (Transandina, Andina y Amazónica) y 8 regiones biogeográficas especiales: selva Chocó-Nechí, bosques secos Valle del Magdalena, Valle del Cauca, bosques nublados de la Sierra Nevada de Santa Marta, Serranía del Perijá, Serranía de la Macarena, Serranía de Chiribiquete y Serranía de los Yariguíes.
Sólo para señalar algunos datos que indican esta alta diversidad, de Colombia se conocen: alrededor de 45.000 especies de plantas vasculares, que representan aproximadamente el 20% del total mundial; 1.815 especies de aves, que representan el 21,2% de las aves conocidas en el mundo y 3.472 especies de mariposas diurnas (Papilionoidea + Hesperoidea) que ubican al país como el segundo en diversidad mundial de mariposas, después de Perú. Sin embargo, una estimación reciente de la riqueza de mariposas diurnas del país aumenta el número de especies a cerca de 4000 (com. per. Henao, 2007). Un inventario detallado de la mayoría de las localidades de Colombia debería registrar entre 200 y 1500 especies, aunque el número de especies observadas en las evaluaciones rápidas es necesariamente menor (Villareal et. al. 2004).
Aunque Colombia cuenta con una de las mayores biodiversidades del planeta son pocos los trabajos sistemáticos que han sido dedicados al estudio de la fauna de mariposas del país (Le Crom, Constantino & Salazar, 2002). Los primeros trabajos de mariposas en Colombia, fueron realizados por el hermano Apolinar María en los años 1940. Posteriormente entre los años 60 y 90 se crearon un número considerable de colecciones personales y de centros de estudio que dan inicio a la investigación sistemática de los Rhopalocera de Colombia. Entre estas colecciones se destacan la colección Ernesto Schmidt-Mumm (IAvH, Bogotá), Jean Francoise Le Crom (Bogotá), Museo de Historia Natural-Universidad Nacional de Colombia (Bogotá), familia Constantino (Calí), Museo de Historia Natural-Universidad de Caldas, Carlos Rodríguez (Medellín), Museo Entomológico Francisco Luis Gallego-Universidad Nacional de Colombia (Medellín) y Museo Universitario, Universidad de Antioquia-Medellín.
Finalmente y gracias al trabajo de instituciones y lepidopterólogos del país, se ha evidenciado en proyectos recientes, como el Proyecto de Diversidad de las Mariposas Andinas Tropicales (www.mariposasandinas.org), el creciente interés y la consolidación de una red de investigadores jóvenes de diferentes universidades a lo largo y ancho del territorio colombiano, dedicados al estudio de la diversidad y conservación de las mariposas de este país. Estos estudiantes constituyen un porcentaje muy elevado de la participación en convocatorias de proyectos, cursos de capacitación, y diferentes encuentros de difusión científica, a nivel mundial. Una muestra del interés creciente es también la creación en el año 2006 de la Asociación Colombiana para la Lepidopterología, ACOLEP (https://sites.google.com/site/acolep/) fundada por 44 miembros, la mayoría jóvenes.